El desarrollo sostenible es un modelo que busca que los países crezcan económicamente sin agotar los recursos naturales y garantizando que todas las personas vivan mejor, hoy y mañana. En palabras simples: desarrollarse sin destruir. Esto implica cuidar el medio ambiente, reducir desigualdades y mejorar la calidad de vida mientras se impulsa una economía moderna y productiva.
Para los países caribeños, el desarrollo sostenible no es solo un ideal: es una necesidad urgente. La región presenta economías pequeñas y dependientes, baja capacidad fiscal, vulnerabilidad extrema a huracanes y una estructura productiva limitada. Según la CEPAL, los Estados del Caribe están atrapados en “problemas estructurales que limitan su crecimiento, inclusión social y resiliencia climática”.
1. Crecimiento económico bajo, volátil y con alto endeudamiento
Un crecimiento que no despega
El Banco Mundial indica que los países del Caribe crecen más lento que otros Estados pequeños vulnerables, producto de estructuras productivas poco diversificadas y fuerte dependencia de sectores como turismo y servicios. La CEPAL describe esta situación como una “trampa del bajo crecimiento”, donde la economía avanza, pero no lo suficiente para generar empleo formal ni aumentar la productividad.
Deuda elevada y vulnerabilidad ante desastres
La región es una de las más endeudadas del mundo en relación con el tamaño de sus economías. Los eventos climáticos empeoran la situación:
- El Banco Mundial explica que un solo huracán puede borrar años de crecimiento y provocar pérdidas equivalentes a más del 100% del PIB de un país pequeño.
Esto obliga a endeudarse para reconstruir infraestructura, reduciendo el espacio para invertir en educación, innovación, energía renovable o adaptación climática.
Ejemplo concreto
Dominica tardó casi una década en recuperarse tras el huracán María (2017), que provocó daños equivalentes al 226% de su PIB, según estimaciones del Banco Mundial.
2. Desigualdad social y debilidad institucional
Un problema que perpetúa la pobreza
La desigualdad afecta la capacidad de los países para garantizar derechos básicos. En la Sexta Reunión de Desarrollo Social, la CEPAL advirtió que “la desigualdad sigue siendo una trampa que limita el bienestar y frena el desarrollo”.
Gobernanza limitada
Las instituciones públicas del Caribe enfrentan desafíos como baja capacidad técnica, debilidad en planificación y recursos limitados para implementar políticas. Según la CEPAL, una de las “brechas estructurales” de la región es justamente la institucional.
Integración regional insuficiente
La CEPAL señala que la baja integración comercial entre los países del Caribe limita oportunidades de inversión, dificulta la innovación y reduce la capacidad colectiva para enfrentar problemas comunes, como energía cara o riesgos climáticos.
Ejemplo concreto
Muchos Estados caribeños importan más del 80% de sus bienes, lo que incrementa costos, limita el acceso a tecnología y dificulta la diversificación productiva.
3. Vulnerabilidad climática y altos costos de la transición energética
La región más vulnerable al clima
El Caribe es una de las zonas del mundo más expuestas a huracanes, aumento del nivel del mar, erosión costera y sequías. La CEPAL lo identifica como un desafío estructural que amenaza vidas, infraestructura, turismo, agricultura y estabilidad social.
Energía cara y dependencia de combustibles importados
El Banco Mundial explica que los países del Caribe tienen “los costos de electricidad más altos de América Latina y el Caribe” debido a su dependencia de combustibles fósiles importados.
Esto afecta directamente la competitividad de las empresas, el costo de vida de las familias y la capacidad de financiar la transición energética.
Necesidad urgente de financiamiento climático
Los Estados caribeños —clasificados como Small Island Developing States (SIDS)— requieren acceso prioritario a financiamiento climático. La CEPAL insiste en que la región necesita “mecanismos innovadores” para mitigar y adaptarse a los impactos del clima.
Ejemplo concreto
En Jamaica, la factura eléctrica puede representar hasta el 20% del costo operativo de las pequeñas empresas, según informes regionales, lo que reduce su capacidad de invertir en energías renovables.
¿Por qué estos desafíos son estructurales?
La CEPAL los denomina “estructurales” porque:
- No son temporales ni producto de una crisis específica: responden a modelos económicos y sociales que no han cambiado en décadas.
- Limitan simultáneamente productividad, inclusión social y sostenibilidad ambiental.
- Están interconectados: por ejemplo, la alta deuda limita la inversión pública; la desigualdad debilita la cohesión social; la vulnerabilidad climática afecta el crecimiento económico.
Recomendaciones de organismos internacionales
1. Transformación productiva
- Diversificar la economía hacia sectores de mayor valor agregado, tecnología, economía verde y azul (CEPAL).
- Impulsar innovación, conocimiento e infraestructura productiva para generar empleos formales.
2. Fortalecimiento institucional y cohesión social
- Reforzar la gobernanza pública, la planificación y las capacidades técnicas (CEPAL).
- Reducir desigualdades con políticas sociales modernas y mejor distribución de recursos.
- Impulsar la integración regional para aprovechar economías de escala y cooperación (Banco Mundial y CEPAL).
3. Movilización de financiamiento climático y transición energética
- Escalar mecanismos de financiamiento climático para los SIDS.
- Acelerar la transición a energías renovables para reducir la dependencia de importaciones.
- Desarrollar la economía azul: turismo sostenible, pesca responsable, transporte marítimo eficiente.
El Caribe enfrenta retos estructurales profundos que no se resolverán con medidas aisladas o de corto plazo. La región necesita transformaciones productivas que aumenten la resiliencia climática, fortalezcan sus instituciones, reduzcan desigualdades y permitan una transición energética justa. Con financiamiento adecuado, cooperación regional y una visión de desarrollo sostenible, los Estados caribeños pueden construir economías más sólidas, inclusivas y preparadas para los desafíos del futuro.
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